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Correspondencia dinámica y criterios para determinar los requerimientos de fuerza en cada deporte

 TEMA:

¿Te gustaría aprender a determinar los requerimientos de fuerza en cada deporte? Llegó el momento de que hablemos de la correspondencia dinámica y de los criterios a tener en cuenta a la hora de planificar las rutinas de tus clientes.

INTRODUCCIÓN

Para entender los requerimientos de fuerza en cada disciplina es importante realizar un análisis de cada deporte en particular y detectar dónde se encuentran las capacidades condicionales así como la forma de interacción de cada una de ellas.

Al mismo tiempo se deberían determinar las manifestaciones de la fuerza y velocidad que acontecen en los gestos del deporte.

Grosser et al, (1989) señala dos pasos para la confección del análisis de las condiciones de competición:

  1. Identificar los factores que influyen en el rendimiento.
  2. Determinar el alcance de esos factores 

Pero, ¿de qué se trata esto? ¿Cómo lo podemos llevar a cabo?

No te preocupes, a continuación te lo explicamos paso a paso.

1. ¿Cómo identificar los factores que influyen en el rendimiento?

Primero, debemos evaluar las características de una disciplina deportiva en particular, para ver si son relevantes en el rendimiento o no.
¿Cómo? Para ello, seleccionaremos las características que muestran una relación más estrecha con el rendimiento complejo o parcial en esta especialidad, sin desviarnos de nuestro objetivo.

Importante:
Recordar no relegar o dejar de lado aquellos factores o características que, a pesar de no estar correlacionadas con el rendimiento en niveles elevados, son imprescindibles para poder alcanzar este rendimiento.

Un ejemplo de ello sería la fuerza máxima en deportes de colaboración y oposición, que no tiene influencia directa con manifestaciones específicas pero generan la base para el correcto desempeño.

2. ¿Cómo determinar el alcance de los factores que influyen en el rendimiento?


Determinar el alcance de los factores, consiste en especificar un orden para las características más importantes y más influyentes para el rendimiento.
La idea básica de este proceso es la de economizar el desarrollo del rendimiento.

Para ello, habrá que desarrollar, primero, aquellos complejos del rendimiento que posibilitan un cambio intensivo del mismo. Luego, analizaremos los menos importantes o menos influyentes. Y por último, intentaremos determinar el grado de influencia de cada uno de esos factores.

Esto último podremos hacerlo vía modelos de análisis matemáticos (deterministas) o mediante el análisis de probabilidades (indeterminista).

Para explicar este análisis es interesante recurrir textualmente al ejemplo que brinda Grosser al respecto, ya que es claramente ilustrativo. Veremos por qué.

Ejemplo de salto de longitud – Grosser

El salto de longitud tiene como objetivo alcanzar una distancia máxima. Este objetivo motor tiene un requisito por cumplir que es el lugar fijo de la batida.

En este estudio (1978) se dividió la distancia compleja del salto de longitud (véase la fig. 15) en las distancias parciales W1 (distancia de la batida-centro de gravedad), W2 (distancia del vuelo) y W3 (distancia de la caída-centro de gravedad).

Los datos que resultan de los estudios de Ballreich (1970) con 60 atletas de niveles medios y bajos de rendimiento (5,63-6,80 m), permiten una primera valoración de las distancias parciales. Las diferencias de unos 60 cm en la longitud saltada se debe en un 80-90% a la distancia del vuelo W2 y en un 10-20% a la distancia de la caída. La distancia de la batida depende exclusivamente de los ángulos articulares en el momento de la batida y de las condiciones antropométricas constantes, de los tamaños de los segmentos corporales y de la posición de los centros de masa de éstos. Esto significa, a nivel cualitativo, que la distancia de la batida-centro de gravedad depende exclusivamente de la posición corporal en el momento de la batida. La distancia del vuelo depende claramente del valor de la velocidad de despegue V0 del centro de gravedad corporal y de su ángulo con la horizontal, del ángulo de despegue α 0, la diferencia de altura entre batida y caída. Esto significa, dicho de otra forma, que la distancia del vuelo depende de los dos componentes de la velocidad de vuelo (V0X) y de la diferencia de altura durante el vuelo (V0Y). Y esta última, por su parte, depende de la altura del centro de gravedad entre batida (posición corporal) y caída. La altura después de la batida debería de ser muy grande, no obstante quedará claramente limitada por las condiciones antropométricas del atleta. La altura en la caída será, consiguientemente, muy baja, pero no debe ser mínima para no influir negativamente en la distancia centro de gravedad-caída W3 (véase Figura 1).

Figura 1: La altura en la caída será, consiguientemente, muy baja, pero no debe ser mínima para no influir negativamente en la distancia centro de gravedad-caída.

Las velocidades de vuelo V0X y V0Y, quedan determinadas por los impulsos en la batida y sus condiciones más concretamente en la velocidad antes de poner el pie de apoyo.

En la batida se desvía la dirección esencialmente horizontal que lleva el saltador durante la carrera. En ella se emplean fuerzas en dirección horizontal y vertical. Cuanto mayor sea la desviación de la trayectoria del centro de gravedad, mayor será la desaceleración del movimiento horizontal. El objetivo de la batida será la creación de una máxima velocidad vertical con mínimas pérdidas de la velocidad horizontal.

Factores relevantes para el rendimiento en la batida:

  • Velocidad de carrera máxima
  • Preparación óptima de la batida

Los objetivos motores de la batida, antes especificados, dependen esencialmente de la influencia de dos grupos de elementos. Diferenciamos entre los movimientos de la pierna de apoyo (o pierna de impulso) y los elementos de impulsión (brazos).

La pierna de apoyo, o mejor dicho su musculatura extensora, se contrae primero de forma excéntrica durante unos 60 ms, y a continuación de forma concéntrica hasta el despegue, durante otros 40-60 ms (véase la Figura 2). Esta última acción produce un movimiento hacia abajo (inclinación) de los segmentos de apoyo durante la primera parte de la batida, mientras que los elementos impulsores describen una trayectoria constante hacia arriba.

Figura 2: La pierna de apoyo, mejor dicho, su musculatura extensora se contrae primero de forma excéntrica durante un tiempo de unos 60 ms, y a continuación de forma concéntrica hasta el despegue, durante otros 40-60 ms.

Ya identificamos que durante la batida existen dos elementos con distintas funciones que se han de tratar de manera diferenciada como elementos reguladores. Ahora es momento de hablar de la relación entre estos dos elementos.

La extensión concéntrica de la pierna de apoyo durante la segunda parte de la batida se refuerza notablemente, por ejemplo, con el movimiento de frenado de la pierna de impulso. Es necesario que esta evidencia sea tenida en cuenta en las medidas de planificación y desarrollo correspondientes, de forma que los aspectos biomecánicos entre los movimientos segmentarios tengan un papel importante. La técnica de la batida que estamos estudiando se entrena para entorpecer lo menos posible la velocidad de carrera durante los últimos tres pasos anteriores a la batida (Figura 3, izquierda).

Todos los estudios que hablan de la batida indican claramente un alargamiento claro del penúltimo paso frente a los otros dos (antepenúltimo y último pasos). Con este paso más largo se consigue bajar el centro de gravedad (Figura 9, derecha). La bajada se aprovecha durante la batida para alargar la aceleración vertical y así también el camino de trabajo. Por otro lado, el acortamiento relativo del último paso evita un apoyo excesivo en la batida y con ello una reducción elevada de la velocidad horizontal.

La velocidad de carrera tiende a ser máxima y está altamente correlacionada con el resultado del salto.

Figura 3: La técnica de la batida que estamos estudiando brevemente, se entrena para entorpecer lo menos posible en la velocidad de carrera durante los últimos tres pasos anteriores a la batida. Todos los estudios que hablan de la batida indican claramente un alargamiento claro del penúltimo paso frente a los otros dos (antepenúltimo y último pasos). Con este paso más largo se consigue bajar el centro de gravedad.

Durante la batida se producen, como describimos anteriormente, fuerzas de reacción horizontales y verticales contra la superficie. Estas fuerzas son causadas por movimientos opuestos del cuerpo, podemos observar su dirección y trayectoria en la Figura 4, izquierda. Debido a la orientación de las mismas se crea un momento que proporciona al atleta un instante angular dirigido generalmente hacia delante – si observamos la duración entera de la batida – (Figura 4, derecha).

Figura 4: Durante la batida se producen, como describimos anteriormente, fuerzas de reacción horizontales y verticales contra la superficie, causadas por movimientos opuestos del cuerpo.

Esto significa que un saltador de longitud realiza durante el vuelo una rotación hacia delante. No obstante, para alcanzar una distancia de caída-centro de gravedad W3 (descrito anteriormente) favorable, se tiende a conseguir un cambio intensivo de la orientación corporal y, sobre todo, del tronco. Este cambio se obtiene mediante una rotación relativamente rápida de brazos y piernas hacia delante, a pesar de que el momento angular esté orientado hacia delante.

Los momentos angulares parciales orientados hacia delante que se consiguen, a partir de lo señalado, producen un momento angular parcial del tronco hacia atrás, siendo el momento global constante. En consecuencia, los movimientos de brazos y piernas no tienen un efecto estabilizador. Por el contrario, sirven como elementos de desarrollo para la caída y su distancia, que constituye una categoría parcial dentro del rendimiento global del salto.

El análisis cualitativo de la disciplina del salto de longitud permite una diferenciación del rendimiento global en sus partes y da acceso a la deducción de los factores que influyen en la estructura jerárquica de los mismos.

Tabla 1: Factores que influyen en el salto en largo y los objetivos de desarrollo.

Una vez confeccionados los perfiles de la disciplina en cuanto a las exigencias, podemos hallar los mismos perfiles para los deportistas.

Requisitos físicos ¿Qué tener en cuenta?

Los requisitos antropométricos se pueden considerar características no entrenables y sirven sólo a nivel de selección. Un deportista extremadamente bajo ya no alcanzará una velocidad de carrera superior debido a sus zancadas cortas.

En el momento del despegue, la altura de su centro de gravedad es, a priori, baja debido a su reducida estatura, por lo que dispone de poca diferencia de altura entre despegue y caída.

La influencia de los factores antropométricos es extrema en el caso del salto de altura.

El rendimiento en el salto de altura depende de la altura del listón que, por su parte, está en función de la suma entre: la altura del paso por el listón (H3), la altura de ascensión o del vuelo (Hz) y la altura inicial (H), lo cual pone en evidencia la influencia de las condiciones antropométricas para el rendimiento en el salto de altura.

En cuanto a las exigencias de condición física en el salto de longitud se requiere en esencia una máxima velocidad de movimiento cíclico (carrera), un movimiento de máxima velocidad acíclica de los elementos impulsores en la batida y la capacidad de reacción de la musculatura extensora de la pierna de apoyo.

Añadiendo las capacidades de fuerza que más adelante describiremos, resulta para la batida el siguiente perfil de exigencias en cuanto a la condición física:

Perfil de condiciones físicas para la batida:

  • Pierna de apoyo: Desarrollo elevado de las fuerzas reactivas siendo el ciclo extensión contracción muy rápido.
  • Pierna de impulso: Desarrollo elevado de la fuerza explosiva y máxima (sobre todo a nivel de los flexores de la cadera).

En cuanto a la coordinación, se requiere exactitud en la preparación de la batida, en el apoyo del pie, la coordinación de los impulsos parciales de brazos, pierna de impulso y de apoyo durante la misma, de igual forma que los impulsos segmentarios durante la fase de vuelo.

Según este valiosísimo ejemplo, podemos resumir, que desde el punto de vista de la biomecánica y del análisis del movimiento se examinan:

a) los patrones de movimiento,
b) las fuerzas que los producen,
c) las velocidades y aceleraciones segmentarias y angulares,
d) los momentos,
e) los desplazamientos angulares articulares,
f) la magnitud de la tensión generada desde el sistema neuromuscular,
g) la velocidad de desarrollo de la fuerza o tensión,
h) el tiempo en que se aplica un cierto nivel o magnitud de fuerza o tensión,
i) los regímenes de trabajo muscular que comprenden las formas en las que el sistema neuromuscular manifiesta el trabajo desarrollado durante las diversas acciones o movimientos (Siff y Verkhoshansky, 2000)

Además de todo esto se identifican los grupos musculares, los patrones de activación y las cadenas cinemáticas del movimiento. 

Patrones de movimiento

Los patrones de movimiento dependen del desarrollo de un equilibrio apropiado entre la estabilidad de ciertas partes del cuerpo y la movilidad de otras. Esto significa que ciertos músculos son necesarios para producir niveles altos de fuerza estática (estabilizadores), mientras que otros músculos son necesarios para producir niveles altos de fuerza y velocidad dinámica. El análisis biomecánico de los patrones de movimiento nos brinda información clave para interpretar el funcionamiento de la cadena cinemática y del sistema cinemático del movimiento (Grosser y Neumaier, 1986).

Por otro lado, mediante técnicas de análisis de video y de time motion, se puede obtener información sobre los eventos que acontecen en los deportes de colaboración, oposición o en los deportes de combate. De esta manera es posible cuantificar las acciones motrices, tales como: aceleraciones, desaceleraciones, cambios de dirección, velocidades de la carrera, distancias recorridas, frecuencias de las acciones motrices determinantes de alta intensidad, así como su correlato de calidad de ejecución y de eficacia técnica.

Especificidad del entrenamiento y correspondencia dinámica

Sabemos que todo el sistema de análisis del deporte nos permite interpretar las necesidades o requerimientos específicos de cada uno de ellos. A partir de esto podremos organizar, planificar y controlar el proceso de entrenamiento con fines específicos según las manifestaciones de la actividad competitiva.

La especificidad del entrenamiento se reconoce cada vez más como un elemento fundamental en la conformación de las respuestas al entrenamiento (Baechle et al, 2000) que engloba dos conceptos claves:

– El primero es que la naturaleza de una respuesta de entrenamiento es dependiente (por lo tanto, específica) de la naturaleza de su estímulo.

– El segundo es que el grado en el que el entrenamiento se parece a las condiciones de competición influye en la transferencia del mismo (Gamble P, 2010).

La esencia de la especificidad del entrenamiento es que las respuestas provocadas por un tipo de ejercicio dado se relacionan directamente con los elementos fisiológicos involucrados en hacer frente al estrés del ejercicio específico (Kraemer et al. , 2002).

Por lo tanto, hay muy poco impacto sobre los músculos y las vías metabólicas que se emplean directamente durante un ejercicio en particular (Millet et al., 2002).

El grado de traslado del entrenamiento a la competencia se describe con el término de transferencia del efecto de entrenamiento (Stone et al, 2000). Esto está fuertemente influenciado por los niveles de la especificidad mecánica y bioenergética del entrenamiento en relación a la competencia. En consecuencia, la probabilidad de la transferencia al plano del rendimiento deportivo se puede ver como dependiente del grado en que el entrenamiento replica las condiciones de competición (Stone et al, 2000). De ello se desprende que la aplicación de la especificidad mecánica y metabólica como la base para el diseño de programas de entrenamiento puede influir positivamente en la transferencia de los efectos de entrenamiento.

El impacto que tiene la especificidad del entrenamiento en los resultados, aumenta con el nivel del deportista. Esto implica que con los años de entrenamiento, el incremento de la experiencia del deportista influye sobre las respuestas al entrenamiento específico del atleta.

En otras palabras, la especificidad asume una mayor relevancia e importancia a medida que los deportistas jóvenes progresan en sus carreras y se convierte en un factor crítico en términos de preparación física de los atletas que se acercan a niveles de rendimiento de élite (Gable P, 2010).

La base del entrenamiento específico se describe por el acrónimo SAID — Specific Adaptation to Imposed Demands o, en nuestro idioma, adaptación específica a las demandas impuestas. Esto quiere decir que cualquier adaptación fisiológica y neuromuscular producida, depende de la forma específica de la sobrecarga proporcionada por el estímulo de entrenamiento (Stone et al, 2000). Por lo tanto la selección de los medios y métodos de la preparación de la fuerza, se debería basar en los elementos específicos de los movimientos del deportista.

Estas bases se expresan por medio del principio de la correspondencia dinámica, que determina el grado de reciprocidad entre los medios especiales de preparación de la fuerza y el carácter del trabajo del sistema neuromuscular de cada deporte (Siff y Verkhoshansky, 2000).

Este principio hace hincapié en que los medios para el entrenamiento de la fuerza en todos los deportes debe mejorar las capacidades motrices en factores como:

  • amplitud y dirección del movimiento,
  • zona de producción de fuerza,
  • dinámica del esfuerzo,
  • ritmo y duración de la producción de fuerza máxima,
  • régimen de trabajo muscular.

Veamos en detalle algunos de estos puntos.

Amplitud y la dirección del movimiento:

El criterio de correspondencia, respecto a la amplitud y dirección, parte de las características espaciales del movimiento, de la activación de los grupos musculares que participan del mismo y de las condiciones externas del trabajo (Verkhoshansky & Siff, 2000). Asimismo, se refiere al rango de movimiento (ROM) y a los ángulos de las articulaciones de los movimientos y/o ejercicios realizados en el entrenamiento (Stone et al, 2000). Esto mismo es aplicable tanto al entrenamiento dinámico como isométrico, de ganancias de fuerza superiores observadas dentro de la amplitud de movimiento así como en los ángulos de las articulaciones que se entrenan. En consecuencia, se deduce que la selección de ejercicios debe reflejar la gama completa de movimientos y ángulos de las articulaciones que aparecen en el deporte o evento deportivo. Esto mismo se extiende también a elementos estructurales, tales como la postura y posición de las extremidades. A partir de esto podemos afirmar que las mayores respuestas de la fuerza son manifestadas durante los movimientos de cadena cinética cerrada luego del entrenamiento de cadena cinética cerrada, pero ocurre lo contrario para los ejercicios de cadena cinética abierta (Stone et al, 2000). Del mismo modo, un levantamiento realizado en posición de pie (por ejemplo sentadillas) tiene mayor transferencia al rendimiento, que un movimiento similar realizado en una posición sentada o en posición supina (por ejemplo, prensa de piernas).

Verkhoshansky (2006), señala la importancia de la correspondencia del trabajo muscular, con un ejemplo bien claro sobre un ejercicio (Figura 5). Este ejercicio, se utiliza para el entrenamiento de la fuerza especial en la preparación de velocistas y saltadores que necesitan desarrollar los músculos flexores de la cadera.

El criterio de correspondencia, respecto a la amplitud y dirección, parte de las características espaciales del movimiento, de la activación de los grupos musculares que participan del mismo y de las condiciones externas del trabajo (Verkhoshansky & Siff, 2000). Asimismo, se refiere al rango de movimiento (ROM) y a los ángulos de las articulaciones de los movimientos y/o ejercicios realizados en el entrenamiento (Stone et al, 2000). Esto mismo es aplicable tanto al entrenamiento dinámico como isométrico, de ganancias de fuerza superiores observadas dentro de la amplitud de movimiento así como en los ángulos de las articulaciones que se entrenan. En consecuencia, se deduce que la selección de ejercicios debe reflejar la gama completa de movimientos y ángulos de las articulaciones que aparecen en el deporte o evento deportivo. Esto mismo se extiende también a elementos estructurales, tales como la postura y posición de las extremidades. A partir de esto podemos afirmar que las mayores respuestas de la fuerza son manifestadas durante los movimientos de cadena cinética cerrada luego del entrenamiento de cadena cinética cerrada, pero ocurre lo contrario para los ejercicios de cadena cinética abierta (Stone et al, 2000). Del mismo modo, un levantamiento realizado en posición de pie (por ejemplo sentadillas) tiene mayor transferencia al rendimiento, que un movimiento similar realizado en una posición sentada o en posición supina (por ejemplo, prensa de piernas).

Verkhoshansky (2006), señala la importancia de la correspondencia del trabajo muscular, con un ejemplo bien claro sobre un ejercicio (Figura 5). Este ejercicio, se utiliza para el entrenamiento de la fuerza especial en la preparación de velocistas y saltadores que necesitan desarrollar los músculos flexores de la cadera.

Figura 5: Correspondencia del trabajo muscular, con un ejemplo bien claro sobre un ejercicio que se utiliza para el entrenamiento de la fuerza especial en velocistas.

Pero otro lado, Verkhoshansky, menciona que: “La amplitud del movimiento del muslo al correr y al saltar es significativamente mayor que la amplitud de este ejercicio, y comienza con la articulación coxofemoral adoptando un ángulo de unos 210° en relación con el tronco. Por lo tanto, la ejecución de este ejercicio estando de pie no modela el mecanismo del movimiento del ejercicio específico del deporte (ej., al saltar o al esprintar)”

Cuando la posición del deportista se modifica (Figura 6), se cumple el criterio de la correspondencia, no sólo por lo que respecta a la amplitud del movimiento, sino también en relación con el movimiento deportivo. Esto ocurre porque la resistencia reproduce la inercia de la masa de la pierna que gira en torno a la articulación coxofemoral durante la ejecución del ejercicio especial.

Figura 6: Cuando la posición del deportista se modifica se cumple el criterio de la correspondencia.

Cabe destacar que para cumplir los criterios de correspondencia respecto a la amplitud y dirección del movimiento, es aconsejable seleccionar la posición inicial exacta y la postura que adopta el deportista, así como calcular la dirección de la acción de las fuerzas relacionadas con los vínculos de trabajo del sistema y la carga adicional.

También hay que tener en cuenta la línea de acción de la resistencia externa y del movimiento cargado en conjunto. Por ejemplo, se suele utilizar para la carrera chalecos, mochilas con arena o cinturones con sobrecarga pero, los músculos que soportan la carga son aquellos que aguantan el peso del cuerpo. Esto último no sirve para fortalecer los músculos que impulsan el cuerpo hacia adelante, pero puede incrementar la capacidad para superar la carga vertical y desarrollar la fuerza- resistencia general. 

¿Dónde se acentúa la producción de fuerza?

El esfuerzo muscular se modifica a lo largo de la ejecución de cualquier movimiento y la fuerza máxima se desarrolla en el instante más apropiado de una acción. En los movimientos balísticos este instante corresponde a la parte inicial de la amplitud de trabajo y en los movimientos de los regímenes mixtos de trabajo muscular se produce durante el instante en que se cambia de un régimen a otro (Verkhoshansky, 2006). Así, la amplitud de trabajo siempre se concentra en una zona del cuerpo en la que se desarrolla la fuerza dinámica máxima al acercarse a un ángulo articular específico.

Basándonos en esto, el criterio de la correspondencia incluye la necesidad de producir la fuerza requerida en un ángulo articular específico.

En el ejemplo anterior hay que señalar que la zona del cuerpo en la que se acentúa la amplitud del movimiento de la pierna está cerca del principio, como ya se trató con anterioridad y como se ejemplifica en el gráfico del momento de la flexión de la cadera en el aire. Por consiguiente, los deportistas que corren con cargas o emplean de forma habitual máquinas para desarrollar los músculos flexores de la cadera no sólo no reproducen la amplitud completa del movimiento requerido, sino que también pierden capacidad para entrenar los músculos y generar la fuerza necesaria con el ángulo articular apropiado de la cadera. Esto ejemplifica con claridad la importancia de la posición inicial para ejecutar los ejercicios de fuerza especial que tienen un efecto local sobre el sistema motor. Los ejercicios de fuerza no sólo deben reproducir la amplitud completa del movimiento, sino también la dirección específica de la resistencia impuesta sobre los músculos.

El seguimiento de estos requisitos lleva a veces a adoptar posturas iniciales que son incongruentes y artificiales, sin embargo, esto sólo se produce cuando se ejecuta un ejercicio y no se tienen en cuenta los criterios apropiados. La selección de estos ejercicios debe basarse en el ángulo articular en el que se aplica el momento máximo durante la ejecución del ejercicio especial. Este criterio de correspondencia, se extiende también a elementos estructurales, tales como la postura y posición de las extremidades y a las cadenas cinéticas (Stone et al, 2000). Del mismo modo, un levantamiento realizado en posición de pie (por ejemplo sentadillas) tiene mayor transferencia al rendimiento atlético, que un movimiento similar realizado en una posición sentada o en posición supina (por ejemplo, prensa de piernas). Al mismo tiempo es evidente en la relación entre las medidas de fuerza unilateral (una sola extremidad) y bilateral (ambos miembros trabajando simultáneamente) (Newton y Kraemer, 1994).

Los ciclistas exhiben una mayor fuerza en general cuando se comparan la suma de los valores de prensa de una pierna con respecto a la prensa bilateral, un efecto conocido como “déficit bilateral” (Enoka, 1997). Esto refleja el hecho de que los ciclistas trabajen de manera unilateral —alternativamente al ejercer fuerza con cada pierna— durante el entrenamiento y la competencia. Por el contrario, los atletas que entrenan de forma bilateral exhiben una facilitación bilateral (Enoka, 1997). Por ejemplo, se informa de que los valores de prensa de pierna bilateral en remeros son mayores que la suma de sus valores unilaterales (Enoka, 1997; Newton y Kraemer, 1994). De ello se desprende que la selección de ejercicios debe mejorar ya sea la fuerza bilateral o unilateral, lo que corresponde a lo que ocurre durante la competición en el deporte o evento deportivo.

Dinámica del esfuerzo

El criterio de la dinámica del esfuerzo expresa y especifica que la intensidad del estímulo del entrenamiento no debe ser inferior al esfuerzo generado en el movimiento del deporte específico. Entonces, ¿qué característica de la fuerza debería ser considerada para el criterio de correspondencia dinámica?, ¿son las magnitudes máximas o las medias? De ello dependen las condiciones externas, se puede presentar la fuerza máxima de dos formas: con cargas pesadas o con cargas ligeras. 

Es importante considerar primero la duración y el carácter del esfuerzo de los ejercicios especiales de fuerza. El hecho es que la fuerza externa desarrollada en estos dos casos es cualitativamente distinta. En el primer caso, la fuerza máxima se determina con la fuerza absoluta de los músculos y en el segundo, con la velocidad de contracción. Dicho de otro modo, la correspondencia entre la magnitud media y máxima de la fuerza se determina únicamente calculando la velocidad de movimiento.

Por ejemplo, si el ejercicio especial requiere que el deportista supere una resistencia grande con una velocidad relativamente lenta, el objetivo del entrenamiento es sobre todo el desarrollo de la fuerza máxima. Pero, si el deportista trabaja con una resistencia pequeña y ejecuta el movimiento a velocidad máxima, entonces, según el criterio de la correspondencia, debe aplicar un esfuerzo moderado y prestar atención especial a la duración del movimiento (Verkhoshansky, 2006).

Ritmo y producción de la fuerza máxima

Este criterio se refiere a la velocidad con que se desarrolla la fuerza máxima y que es particularmente importante en las actividades deportivas que requieren fuerza explosiva. Esto implica analizar la fuerza desarrollada en el entrenamiento teniendo en cuenta su ritmo de producción, que equivale a la medición del tiempo invertido en ejecutar el movimiento. Esto nos dirige nuevamente al concepto de RFD y al concepto de impulso (F.t) (Verkhoshansky, 2006).

Régimen de trabajo muscular

Los efectos del entrenamiento de la fuerza son específicos para el tipo de contracción muscular empleado en el ejercicio de entrenamiento (es decir, concéntrico, excéntrico o isométrico). De ello se desprende que las mejoras significativas en la fuerza expresada en condiciones dinámicas se observen con el entrenamiento dinámico. Por el contrario, el entrenamiento isométrico provoca una mejora de la fuerza isométrica (registrada bajo condiciones estáticas) que el entrenamiento de fuerza dinámica (Gamble P., 2010).

Este criterio se refiere al carácter del trabajo muscular en las actividades deportivas, lo cual debería tomarse en cuenta para la selección de los medios y métodos en el entrenamiento de la fuerza especial.

Seleccionar un régimen de trabajo muscular es difícil cuando se ve involucrada una acción motriz. Sin embargo, es incluso más difícil hacerlo con deportes generales como el decatlón, la gimnasia deportiva y el pentatlón moderno. 

A partir de este interesante análisis podemos afirmar que el problema de seleccionar un régimen de trabajo muscular involucra dos tareas:

  • seleccionar un régimen para ejecutar una acción motriz específica (p. ej., los elementos clave de un ejercicio);
  • seleccionar el régimen principal que mejor desarrolle las distintas actividades musculares del entrenamiento general.

La experiencia en el entrenamiento de atletas parece indicar que su régimen de entrenamiento fundamental es la velocidad cíclica con tensión dinámica, sobre todo de tipo explosivo. Los regímenes cíclicos y fásico tónicos deben considerarse, con toda probabilidad, como los más importantes para el entrenamiento global.

Sin embargo es necesario añadirles otros regímenes determinados por las capacidades motrices requeridas por el deporte específico.
Además de perfeccionar las capacidades motrices en una actividad específica, hay que considerar la importancia de cambiar de una actividad a otra en aquellos ejercicios en los que sea necesario.

De esta forma, concluimos en que los resultados de un deportista en el salto de longitud están determinados sobre todo por la capacidad de pasar de un régimen cíclico de trabajo muscular (cuando corre) a un esfuerzo explosivo (cuando salta). Por ejemplo, los gimnastas de nivel son capaces de pasar con rapidez de un esfuerzo explosivo y dinámico a una tensión isométrica (Verkhoshansky, 2006).

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