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Tolerancia al dolor en atletas

 TEMA:

¿Poseen los atletas una mayor capacidad para resistir el dolor y, de ser así, cuáles son los elementos que les confieren esta habilidad frente a niveles elevados de exigencia?

El dolor, según la definición, se manifiesta como una “experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño actual o potencial del tejido”. Esta experiencia personal se ve influida por una diversidad de factores, tales como los neuropsicológicos, inmunológicos, cognitivos, afectivos y socioambientales. A medida que persiste en el tiempo, hay una mayor oportunidad para que estos factores ejerzan su influencia.

La nocicepción, por otro lado, se refiere al proceso neural de codificar y procesar el estímulo dañino, pudiendo ocurrir en ausencia de dolor, como, por ejemplo, no experimentar dolor durante una lesión durante una competición, pero sí después de su conclusión. Los nociceptores, receptores que responden a cambios en el estado mecánico, térmico y químico de los tejidos corporales, traducen y codifican estímulos potencialmente peligrosos, generando la sensación de dolor.

La modulación del dolor a través del sistema nervioso central (SNC) es un proceso influido por aspectos no nociceptivos y una amplia gama de factores cognitivos y afectivos, como la atención, la distracción y la ansiedad. Si bien el dolor cumple la función de proteger el tejido, es necesario reconocer su apertura a la modulación.

En lo que respecta a la modulación del dolor, tanto en el sistema nervioso central como periférico, los atletas exhiben consistentemente una mayor tolerancia al dolor. Esta tolerancia se ve influenciada por factores psicosociales, como la autoconfianza en la capacidad para manejar el dolor y la disposición para participar en actividades donde se sabe que el dolor está presente. Los atletas pueden poseer habilidades efectivas para hacer frente al dolor, útiles para gestionar el malestar durante la competición, aunque el manejo del dolor agudo asociado con una lesión requiere respuestas distintas.

La relación entre el dolor y la lesión no es directa, ya que la lesión podría ocurrir sin dolor, y viceversa. Por ejemplo, se observan hallazgos anatómicos “anormales” en estudios complementarios de individuos sin síntomas, y los pacientes pueden informar dolor sin que haya hallazgos relevantes en los estudios.

En el ámbito del entrenamiento, una evaluación biomecánica debe comprender toda la cadena cinética, es decir, la secuencia de eventos necesarios para transmitir fuerzas de una parte del cuerpo a otra, generando velocidad y potencial para lograr eficiencia mecánica. Una ruptura en la cadena cinética puede dar lugar a fuerzas compensatorias excesivas en un intento de mantener cierto nivel de rendimiento, lo que destaca la importancia de considerar los patrones de carga de entrenamiento y la periodización.

El dolor subagudo, con una duración de 6 a 12 semanas, puede estar asociado con diversos problemas en el tejido, como sobrecarga continua o repetitiva más allá de su capacidad, vinculado potencialmente a la falta de fuerza equilibrante, comúnmente relacionada con el entrenamiento inadecuado o la recuperación deficiente.

El descanso, por su parte, juega un papel crucial. Incluso niveles bajos de inflamación, relacionados con la privación del sueño y el estrés continuo, pueden reducir el umbral lo suficiente como para hacer que las demandas deportivas normales sean dolorosas. Un ciclo continuo de inflamación, reparación, remodelado e inflamación puede alterar las propiedades mecánicas del tejido, introduciendo nuevas fuentes de activación nociceptiva. En tales casos, los contribuyentes nociceptivos al dolor persistirán si el desequilibrio de fuerza y otros factores contribuyentes no son manejados adecuadamente.

Para los terapeutas que trabajan con deportistas, es esencial llevar a cabo una evaluación exhaustiva del historial deportivo, musculoesquelético y factores biomecánicos y sensoriales. Esta evaluación debe abordar la intensidad y variabilidad del dolor, su ubicación, el impacto en el rendimiento, en la función social, física y en el estado de ánimo, la duración, la naturaleza del evento desencadenante y los factores que lo agravan o alivian.

A menudo, los atletas identifican un evento singular como la causa del dolor, pero es crucial entender cuánto interfirió el dolor con las actividades diarias para comprender su impacto. Esto es particularmente importante cuando el dolor persiste más allá del periodo agudo, ya que, generalmente, a mayor persistencia del dolor, menor probabilidad de reflejar daño del tejido y mayor beneficio de un enfoque multidisciplinario para abordar el problema. En el caso del dolor después de un evento claro, los factores principales agravantes o aliviantes suelen involucrar cargas mecánicas o estímulos térmicos, y la interpretación clínica debe considerar el daño tisular, la curación y la presencia o ausencia de inflamación activa. A medida que el dolor persiste, la influencia de factores en los dominios biológico, psicológico y social/ambiental debe ser evaluada y considerada al planear un tratamiento.

Diagrama esquemático que muestra los niveles de dolor a lo largo del tiempo, influenciados por distintos factores que contribuyen al dolor.

Hainline, B., Turner, J. A., Caneiro, J. P., Stewart, M., & Lorimer Moseley, G. (2017). Pain in elite athletes-neurophysiological, biomechanical and psychosocial considerations: a narrative review. British Journal of Sports Medicine, 51(17), 1259–1264. https://doi.org/10.1136/bjsports-2017-097890 

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