¿Qué son exactamente los Tempo Runs? Se trata de un tipo de entrenamiento intermitente que consiste en esfuerzos cortos de 100-400 metros, realizados a un 60-80% de la velocidad máxima. Estos ejercicios fueron popularizados por el entrenador de velocistas Charlie …
La evaluación de la calidad del movimiento no solo permite identificar limitaciones técnicas, sino también guiar la prescripción segura y efectiva del ejercicio. Aunque su capacidad para predecir lesiones es limitada, aplicada de forma sistemática ayuda a determinar qué movimientos son seguros, cuáles requieren ajuste y cómo optimizar la programación. Este artículo analiza su valor en deporte y salud, y por qué es una herramienta clave para entrenadores y kinesiólogos al diseñar programas personalizados.
Los movimientos lineales —como partida, freno y desaceleración— son esenciales en la mayoría de los deportes, ya que determinan la eficacia para avanzar, detenerse o cambiar de dirección. Este artículo explica la mecánica correcta, los vectores de fuerza involucrados y la importancia de educar el patrón de carrera con una metodología estructurada. Mejorar la técnica en estas habilidades no solo aumenta la velocidad y eficiencia del deportista, sino que también optimiza la transferencia de los ejercicios de fuerza al rendimiento en el campo.
Planificar un entrenamiento va mucho más allá de elegir ejercicios: requiere conocer al atleta, colaborar en el diseño del plan, equilibrar contenidos, adaptarse a los cambios y sistematizar el proceso. En esta guía, repasamos los 5 errores más comunes que cometen los entrenadores —desde invertir demasiado tiempo sin feedback real hasta crear planes rígidos e inflexibles— y cómo evitarlos para optimizar tiempo, impacto y adherencia. Un enfoque práctico y adaptable para que la planificación sea más eficiente y efectiva en el largo plazo.
En los entornos deportivos, la construcción de hábitos es clave para el rendimiento, y el staff puede potenciarla con estrategias simples y efectivas. Diseñar espacios que favorezcan conductas deseadas, registrar y dar seguimiento a los hábitos, llevar un historial visible de progresos y usar píldoras de video con referentes deportivos son herramientas que incrementan la motivación y la adherencia. El verdadero alto rendimiento se construye tanto dentro como fuera del campo, a partir de las pequeñas conductas diarias que, repetidas, se transforman en ventaja competitiva.
El entrenamiento isométrico no solo mejora la fuerza, sino que genera adaptaciones estructurales —como aumento del área de sección cruzada, cambios en la longitud del fascículo y mayor rigidez del tendón— y metabólicas, optimizando la tolerancia y eliminación de metabolitos. Estas adaptaciones dependen de la posición, intensidad y tiempo bajo tensión, y pueden aplicarse para mejorar el rendimiento, prevenir lesiones y aumentar la eficiencia en gestos explosivos y repetitivos. Comprender cómo y cuándo usar cada tipo de isométrico es clave para potenciar la unidad músculo-tendinosa y la capacidad competitiva.
La contracción isométrica ocurre cuando el músculo desarrolla tensión sin cambiar su longitud, siendo clave para la estabilidad y la transferencia eficiente de fuerza en el movimiento deportivo. Aunque externamente parezca estática, internamente implica microcontracciones activas. En el deporte, las acciones isométricas se combinan con fases excéntricas y concéntricas, como en el ciclo de estiramiento-acortamiento, donde cumplen un rol decisivo para invertir rápidamente la dirección del movimiento. Comprender su función —desde la estabilización hasta la generación de potencia explosiva— permite optimizar el rendimiento y diseñar entrenamientos más efectivos.
El desarrollo de la agilidad en edades tempranas no depende únicamente de entrenamientos específicos, sino también de la riqueza motriz que aporta el juego variado y deliberado. A través de actividades lúdicas —como juegos reducidos adaptados— los niños pueden practicar patrones de movimiento clave (acelerar, desacelerar, cambiar de dirección, lanzar, recepcionar) en contextos que implican toma de decisiones reales. Esta combinación favorece el aprendizaje implícito, evita los riesgos de la especialización temprana y potencia habilidades transferibles al deporte, todo mientras se preserva el disfrute y la interacción social.
El desarrollo físico en la infancia y adolescencia no ocurre de forma lineal: existen períodos sensibles en los que el cuerpo está especialmente receptivo para aprender y mejorar ciertas cualidades físicas y habilidades. En este artículo analizamos cómo el juego libre, la alfabetización física y el entrenamiento estructurado pueden combinarse para crear una base motriz sólida antes de la especialización deportiva. También exploramos el rol del PHV (pico de velocidad de crecimiento) —popularmente llamado “estirón”— y cómo aprovecharlo para potenciar el rendimiento en edades tempranas.
En el deporte, aprender un movimiento no es solo cuestión de repetirlo: la clave está en cómo lo enseñamos y practicamos. En este artículo exploramos las leyes del aprendizaje motor, desde el foco externo de atención —que prioriza el resultado antes que el proceso— hasta el valor de la retroalimentación y la variación en el entrenamiento. Vas a descubrir por qué las instrucciones internas suelen ser contraproducentes, cómo evitar la monotonía que frena las adaptaciones y qué estrategias usar (diferencial, aleatoria, bloqueada) para optimizar la transferencia de habilidades al juego real.