El análisis del Salto con Contramovimiento (CMJ) va mucho más allá de medir la altura. Evaluar la curva fuerza-tiempo permite identificar patrones de ejecución, detectar estrategias eficientes o ineficientes y adaptar el entrenamiento de forma personalizada. Estudios recientes muestran cómo ciertas formas de onda, como la unimodal de pico tardío, se asocian con mayor altura de salto y eficiencia, mientras que otras, como la meseta, revelan áreas de mejora. Integrar estos hallazgos con una comunicación clara entre preparadores físicos y entrenadores convierte al CMJ en una herramienta clave para optimizar el rendimiento y la disponibilidad del atleta.
El Salto con Contramovimiento (CMJ) es una herramienta clave para evaluar la potencia del tren inferior, con bajo impacto en la fatiga y alta confiabilidad técnica. Más allá de la altura alcanzada, el análisis de sus fases —desde el pesaje inicial hasta el aterrizaje— permite identificar estrategias de salto, monitorear la función neuromuscular y optimizar el rendimiento. Integrar plataformas de fuerza y métricas derivadas como impulso, velocidad y potencia ofrece una visión más profunda, ayudando a planificar entrenamientos más precisos y efectivos.
Los Derivados de Levantamiento Olímpico (DLO) son ejercicios adaptados de movimientos como el arranque y el envión, diseñados para aprovechar sus beneficios sin requerir la ejecución completa de la técnica olímpica. Estos derivados permiten desarrollar potencia, fuerza y coordinación de manera segura y progresiva, reduciendo el riesgo técnico y físico para el deportista. Su versatilidad los hace útiles en distintas fases de la temporada y en diversos deportes, ofreciendo una alta transferencia al rendimiento con una baja incidencia de lesiones cuando se aplican correctamente.
Una nueva investigación desafía el límite clásico de 20-24 series semanales por grupo muscular para hipertrofia. En hombres entrenados, progresar hasta 52 series/semana no redujo masa muscular e incluso mostró ligeras mejoras en fuerza, especialmente en extremidades inferiores. Aunque la diferencia con volúmenes moderados es mínima, este enfoque podría ser útil en fases de reducción de grasa, donde un mayor volumen también aumenta el gasto energético. La clave sigue siendo personalizar el volumen según objetivos, capacidad de recuperación y respuesta individual.
Los Cluster Sets dividen una serie en pequeños bloques de repeticiones con micro-pausas, reduciendo la fatiga y el estrés cardiovascular. En pacientes cardíacos, esta metodología podría mejorar la seguridad y tolerancia al entrenamiento de fuerza, manteniendo beneficios como mayor capacidad funcional, fuerza, masa muscular y calidad de vida. La evidencia preliminar sugiere que, bajo supervisión y con un enfoque individualizado, los Clusters pueden ser una opción eficaz para optimizar resultados y minimizar riesgos en esta población.
Los atletas suelen mostrar una mayor tolerancia al dolor gracias a factores físicos, psicológicos y sociales que modulan su percepción. El dolor no siempre indica lesión, y puede persistir por influencia de la carga, la biomecánica, el descanso, el estrés o la inflamación. Comprender su origen requiere evaluar la cadena cinética, el historial deportivo y factores biopsicosociales. Un abordaje multidisciplinario y una periodización adecuada ayudan a manejar el dolor sin comprometer el rendimiento.
Los skills multidireccionales son esenciales en deportes de campo, donde el atleta debe moverse en 360° y responder a cambios de dirección en milisegundos. El shuffle (paso lateral) es un patrón clave, usado en defensa y como transición hacia otros movimientos, que depende de una postura óptima, un control preciso del centro de gravedad y un empuje eficiente con el borde interno del pie. Su correcta enseñanza potencia la transferencia hacia maniobras de corte y evasión, mejorando el rendimiento y reduciendo el riesgo de lesiones. Entrenar estos movimientos requiere combinar ejercicios cerrados para perfeccionar la técnica con ejercicios abiertos que simulen la toma de decisiones en situaciones reales de juego.
Los landings o aterrizajes son acciones clave en deportes de equipo, capaces de generar fuerzas de impacto de hasta 7 veces el peso corporal. Su ejecución influye en la rigidez muscular (stiffness), la tasa de desarrollo de fuerza (RFD) y la eficiencia en las fuerzas de reacción del suelo, factores determinantes tanto para el rendimiento como para la prevención de lesiones. La altura de caída, la técnica (aterrizaje suave vs. rígido) y el trabajo articular —especialmente en el tobillo— condicionan las adaptaciones y el riesgo lesional. Una correcta progresión y control de estas variables permite potenciar el rendimiento explosivo y minimizar la carga en estructuras vulnerables como el LCA.
La rigidez muscular es una propiedad clave que permite a músculos y tendones almacenar y liberar energía de forma eficiente, mejorando el rendimiento y reduciendo el riesgo de lesiones. Un nivel óptimo de muscle stiffness, especialmente en el tobillo, favorece la aceleración, los cambios de dirección y los saltos explosivos, al tiempo que brinda estabilidad y protección articular. El entrenamiento pliométrico y el trabajo excéntrico han demostrado ser herramientas efectivas para potenciar esta capacidad, fortaleciendo la unión músculo-tendinosa y optimizando la transmisión de fuerza. Su aplicación planificada no solo mejora la eficiencia mecánica y la economía de movimiento, sino que también previene lesiones frecuentes como los esguinces de tobillo, siendo una estrategia valiosa para atletas y clubes.
El entrenamiento de Repeated Sprint Ability (RSA) mejora la capacidad de realizar sprints cortos e intensos con pausas breves, una cualidad clave en los deportes de equipo. Según la duración del descanso, el estímulo puede orientarse a distintas adaptaciones: pausas completas para potenciar vías glucolíticas, oxidativas y neuromusculares, o pausas incompletas para aumentar la tolerancia a la fatiga y la demanda neuromuscular. Factores como la relación trabajo-pausa, la rigidez muscular, el tipo de recuperación (activa o pasiva) y el uso de variantes como los sprints lanzados influyen directamente en el rendimiento y la prevención de lesiones. Diseñar el entrenamiento según el objetivo y el momento de la temporada permite optimizar la velocidad, la potencia y la resiliencia del atleta.