La Velocidad Aeróbica Máxima (VAM) puede servir como referencia en evaluaciones iniciales o tareas extensivas, pero su peso en la planificación de fútbol, rugby y otros deportes de conjunto es muy limitado. En el alto rendimiento, donde el tiempo y los recursos son escasos, el foco debe estar en las capacidades que impactan directamente en el juego real.
En los últimos años, la neurociencia aplicada al deporte ha ganado protagonismo… y también marketing. Tecnologías como NeuroTracker, Fitlight o Blazepod prometen mejorar la toma de decisiones, la atención y la velocidad de reacción. Sin embargo, gran parte de estos dispositivos operan en contextos artificiales, con mejoras que no se trasladan al juego real.
En este artículo analizamos la evidencia científica, explicamos por qué muchas de estas propuestas fallan desde la teoría del aprendizaje motor, y presentamos un checklist crítico para evaluar si una herramienta “neuro” tiene valor real o es solo otra moda cara.
El entrenamiento basado en la velocidad (VBT) promete precisión individual, feedback en tiempo real y monitoreo de fatiga. Pero en el contexto real de los deportes de equipo —con tiempos acotados, recursos limitados y necesidad de fluidez operativa— aplicar el modelo clásico puede volverse poco viable. Este artículo propone una versión adaptada y funcional del VBT, centrada en saltos con carga, como herramienta específica para entrenar potencia.
A partir de modelos validados y heurísticas prácticas, se redefine el 1RM en gestos balísticos utilizando referencias como la velocidad pico (~1,4 m/s) y se establece una zona óptima de potencia alrededor de los 2,0 m/s, con criterios simples de volumen, corte por pérdida de velocidad y progresión autorregulada.
¿El resultado? Un enfoque que equilibra ciencia y practicidad, ideal para integrar VBT de forma segura, eficiente y sin complejidad innecesaria. Una forma robusta de entrenar potencia, incluso cuando el laboratorio queda lejos y el cronómetro corre.
En deportes donde la explosividad define el rendimiento, los lanzamientos son el equivalente del tren superior a los saltos del tren inferior: acciones balísticas que combinan velocidad, coordinación y aprovechamiento del ciclo estiramiento-acortamiento. Pero a diferencia de los saltos, el trabajo con lanzamientos suele carecer de estructura.
Este modelo propone una clasificación funcional (extensivo, intensivo, reactivo) y una progresión basada en complejidad postural y velocidad de ejecución, inspirada en los patrones del atletismo y enriquecida con variantes prácticas como slingshots, scoops o tosses. Al integrarlos dentro del microciclo según la intensidad del día, los lanzamientos dejan de ser “ejercicios sueltos” y se transforman en un recurso potente, sistemático y adaptable, útil para cualquier disciplina que requiera transferir fuerza en forma de velocidad.
Una herramienta simple pero robusta para entrenar con intención, dosificar con criterio y potenciar lo que realmente importa: la acción específica del juego.
El rendimiento de un salto no depende solo de la curva fuerza-tiempo. Factores como la fisiología del atleta, la carga externa y el contexto ambiental influyen en cómo se expresa la fuerza en competencia. El verdadero desafío está en decidir cuándo reforzar cualidades dominantes y cuándo desarrollar nuevas capacidades, combinando datos científicos con el arte de interpretar y programar en función del juego real.
La selección de ejercicios para hipertrofia ha pasado de basarse en niveles de activación EMG a apoyarse en criterios biomecánicos y evidencia científica reciente. Estudios actuales muestran que la longitud inicial del músculo durante el entrenamiento influye en el crecimiento de distintas regiones musculares, un fenómeno conocido como hipertrofia regional.
En este artículo exploramos cómo la posición inicial (más estirada o más contraída) puede impactar en el desarrollo muscular, qué dice la investigación más reciente y cómo aplicar estos hallazgos en la planificación de fuerza para optimizar resultados.
El entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) ha pasado de ser una estrategia de alto rendimiento a convertirse en una opción segura y eficaz para la prevención secundaria y la rehabilitación de pacientes con enfermedades cardiovasculares. Investigaciones recientes muestran que, bien planificado y supervisado, el HIIT puede superar al ejercicio aeróbico continuo moderado en mejoras de VO₂max, función vascular, capacidad aeróbica y calidad de vida.
En este artículo exploramos la evidencia científica más reciente, los mecanismos fisiológicos que explican sus beneficios y las claves para implementarlo de forma segura y personalizada en pacientes cardíacos.
Aunque a simple vista parezcan mundos opuestos, los deportes de combate y los deportes de equipo comparten más de lo que imaginamos. Desde la fisiología hasta la mecánica del movimiento, ambos demandan fuerza explosiva, agilidad física y cognitiva, resiliencia mental y una biomecánica optimizada para el rendimiento y la prevención de lesiones.
En este análisis abordamos sus similitudes fisiológicas (sistemas energéticos), físicas (fuerza, velocidad, agilidad), mentales (concentración, manejo del estrés) y mecánicas (patrones de movimiento, estabilidad articular), mostrando cómo el conocimiento y las estrategias de entrenamiento pueden transferirse entre disciplinas para potenciar el rendimiento y reducir riesgos.
Las dominadas son uno de los mayores retos en las pruebas físicas de bomberos y policías, especialmente para quienes tienen sobrepeso o bajos niveles de fuerza. Los cluster sets, que incorporan micropausas dentro de la misma serie, permiten aumentar el volumen total de repeticiones, mantener la técnica y trabajar con cargas más altas sin caer en la fatiga prematura.
En este artículo vas a descubrir qué son, por qué mejoran el rendimiento y cómo estructurar una progresión paso a paso para pasar de 4 a 20 dominadas consecutivas. Además, exploramos su papel en la reducción del peso corporal no funcional, el aumento de la fuerza máxima y la prevención de lesiones.
La pliometría es una herramienta clave para mejorar la capacidad de generar fuerza en el menor tiempo posible, impactando directamente en acciones decisivas de deportes como fútbol, rugby, baloncesto o boxeo. A través de saltos, rebotes y lanzamientos que aprovechan el ciclo de estiramiento-acortamiento, este tipo de entrenamiento potencia la fuerza explosiva, la velocidad máxima, la coordinación neuromuscular y ayuda a prevenir lesiones.
En este artículo exploramos sus principios fundamentales, las distintas clasificaciones de saltos, cómo planificar progresiones efectivas y el papel de conceptos como el stiffness, el RSI y el RSR en el diseño de programas. Además, analizamos los enfoques bilaterales y unilaterales, extensivos e intensivos, para que cada entrenador pueda aplicarlos de forma eficiente y sostenible en el tiempo.